"En un mundo con tantas voces contradictorias, nuestro Padre Celestial ha hecho posible que oigamos su voz y la sigamos." (David P. Homer)
Cada día podemos encontrar personas hablándonos, no podemos controlar su pensamiento para poder escuchar algo edificante, pero podemos elegir aquello que queremos escuchar.
Hay dos lecciones muy importantes que hay que aprender al escuchar:
1. En los momentos críticos de la vida oiremos muchas voces que compiten por nuestra atención.
2. Prestar atención a la voz que es correcta.
Cuando las voces tratan de convencer nuestra mente tenemos que saber que lo popular no siempre es lo mejor, tratar de tomar decisiones por nuestra propia capacidad puede o no tener buenas consecuencias; si no tenemos cuidado, las voces equivocadas podrían alejarnos del evangelio y llevarnos a lugares donde es difícil mantener la fe en alto.
Si pasamos demaciado tiempo en lugares donde hay falta de fe, las voces equivocadas robarán ese oxigeno espiritual que necesitamos.
El Espíritu Santo habla a cada persona de forma distinta, por lo cual podemos aprender a captar el mensaje en diferentes formas. El habla a nuestra mente y a nuestro corazón con una voz suave pero poderosa, también nuestro pecho arderá dentro de nosotros, sera un sentimiento que transmita paz que llena de gozo a un corazón turbado y confundido.